CARTA DE REGRESO A ESPAÑA
Querid@ amig@ voluntari@:
¡Qué de cosas habrás descubierto desde que leíste la carta de bienvenida! Supongo que ahora entenderás por qué se ponía tanto énfasis en cosas como respetar las costumbres y entender que tu labor era una labor en la sombra, ya que nosotros siempre acabamos volviendo…
La experiencia sin duda habrá sido única, habrás madurado y visto, sentido y aprendido cosas nuevas, vidas nuevas, mundos nuevos… Como probablemente nunca antes en tu vida... Pero dicha experiencia no acaba allí. A tu vuelta seguirás “rumiando” todas aquellas situaciones que viviste y que al ser tantas y tan comprimidas no te dio tiempo a asimilar, se sucederán imágenes y situaciones en la cabeza, y muchas cosas no las entenderás. Dale tiempo al tiempo y tómate con calma el ”aterrizaje” en casa... Todos hemos pasado por lo mismo.
Al volver te encontrarás con el mundo en el que has vivido toda tu vida, pero sin duda ya no será el mismo. Algo ha cambiado, y esa transformación se ha producido dentro de ti. Tu familia y tus amigos ya no serán lo mismo, y en este sentido la vuelta es dura. Te encontrarás con situaciones llenas de frivolidad que te dejarán vacío, los “problemas” de la gente no te parecerán tales comparados con aquello que acabas de ver y sentir de cerca. Es aquí donde nos toca aprender algo más, o diría aún más, a poner en práctica algo aprendido en África: la tolerancia y aceptación.
Entiende que tú has vivido una experiencia sin igual y muy fuerte. Ha sido un impacto con la realidad que vive a diario el 80% de la población mundial y probablemente eso te ha marcado. Para los que en su día dejaste atrás han pasado simplemente unos cuantos meses con la rutina de aquí y seguirán siendo los mismos, el que ha cambiado eres tú. Sin duda se habrán creado ciertas distancias con esos a los que más quieres. Ante esas situaciones en las que te puedas sentir apartado o incluso que sobras o no perteneces, intenta ser tolerante con ellos y entiende que no han vivido tu experiencia.
Ser tolerante no significa callar, ¡no! Ahora más que nunca tienes la capacidad y de alguna manera el deber moral de hacer ver a los que te rodean que existe una realidad muy, muy distinta, que se traduce en gente que sufre, que intenta sobrevivir con las migajas que nos sobran, que a veces, muchas veces y tú mismo lo has visto, no lo consiguen… Pon tu granito de arena y espera. No te desesperes, pero no te quedes callado, habla y cuenta al mundo lo que has vivido y particípales que en realidad se puede hacer algo por el desarrollo y mejora de la calidad de vida de esas familias y sus pueblos. Aún así entenderemos que no somos los mismos y que no podemos esperar que los demás cambien a nuestro ritmo. Y si tenemos la necesidad de hacer más, o de cambiar en algo, hagámoslo, intentando llevar una vida más sostenible en todos sus sentidos. Tomemos consciencia de cómo podemos vivir siendo más responsables y solidarios.